sábado, 15 de octubre de 2016

Reseña de libro: De lo Espiritual en el arte

Por Edgardo Emmanuel Díaz Matínez

Este libro expresa principalmente la relación entre el arte, el artista y su respectiva espiritualidad. Habla en unas partes, especialmente de los artistas y que sus obras se conectan con sus sentimientos y con su dimensión espiritual.  Sus obras son las que cobran vida propia y comunican.
Se utiliza la metáfora de un triángulo equilátero, mientras más se baja por él, sus lados van tornándose en más gruesos, el lado agudo se dirige hacia arriba. En todas las partes del triángulo se encuentran artistas de todo tipo.
 El vértice más alto es un ser incomprendido por los demás lados del triángulo, pero el futuro se encuentra en él, ya que ahora es incomprendido y considerado un loco y tonto, los demás lados gruesos y varios son los artistas ordinarios y comunes, siguiendo la tendencia en ese momento a diferencia de los que se encuentran en la punta.
Pero desde el punto más alto de la pirámide éstos obtienen una perspectiva que el resto de los lados no tienen, y con el paso del tiempo éste punto alto se convertirá en uno razonable y con sentido, guiando a los de las otras secciones, a costo de sentir una inmensurable impotencia y tristeza de estar solo en sus ideas. La gente junto a ellos no comprende su forma de ser.
Cuanto más grande y baja sea la sección, más artistas con los mismos ideales se encontrarán allí, pero todas las secciones tienen algo en común: la necesidad de la espiritualidad.
Ésta obra explica como toda obra de arte es irrepetible, si se copia tendrá una sensación de vacía, sin el espíritu, el alma del autor. Lo espiritual es la esencia del arte, lo que conecta el autor con su obra, lo materialista es un vacío eterno. El alma del artista le permite calcular que colores y que formas utilizar para dar el mensaje deseado con la mayor precisión posible.
          Intenta establecer un movimiento de vanguardia diciendo que solamente el arte viejo es material, en donde se persiguen sentimientos característicos del hombre, el nuevo es espiritual, que describe emociones sin nombre, de índole espiritual y es la mejor forma de realizarlo.
Menciona también los efectos del color en la sensación espiritual que puede causar la apreciación de dicha obra de arte. Influyen inevitablemente en el estado psicológico del espectador del arte. Se utiliza después la metáfora del piano, la que explica de una forma excelente la forma y el grado en que el color influye en la obra.
El color es solamente un elemento que no sería nada sin la forma, que según dice el libro actúa como delimitadora del color en la superficie de la obra. Ya que el color debe de estar limitado para poder captar la espiritualidad de las formas abstractas.
Finalmente dice algo que es muy cierto, el artista no debe de dominar lo que está representando en su obra de arte, sino que debe adecuarla al mensaje que dará.
Es un libro muy bueno que permite comprender la relación del artista, su espiritualidad y el arte que realiza, muchas veces por varias metáforas que facilitan su entendimiento.

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